jueves, 26 de febrero de 2009

Arenas de Colán, 1962 o 63


(A la manera de Antonio Cisneros)


Fue a principios de 1963 o finales de 1962.
Si les preguntabas, te decían que eran días de veda y tú
sabías que la noche sería esférica y no habría de guardarla tu memoria.

Una vieja cortaba chopos y otra --bisabuela rotunda, nodriza
de casona antigua con portales abiertos de canto y tablones sin pintar--
anunciaba a voz en cuello / el advenimiento de estos años de lenguado crudo,
la llegada silenciosa de los muymuyes a la orilla de Colán:

días de parto y reconquista.

Yo era un muchacho núbil y célibe / pero un día, con los míos,
he de asolar nuevamente las murallas de este reino,
la batalla durará tres noches de luna
verde y naranja como las lunas del desierto de Sechura.

Y antes del alba me hallaré
recostado sobre el antebrazo, las posaderas redondas en el trono,
las piernas bien dispuestas, cuan largo soy,
balanceando la cabeza de lado a lado, mirando mi heredad.

No mellará la extensión de mis posesiones

ni el canto de un cuervo tres veces frito en la arena
ni el llanto de mi hijo mayor nacido de estas aguas
ni el grito de la ballena en el vientre negro del mar.


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